Uno busca pequeños placeres casi como si fuera una forma de mantener viva la voluntad, de descubrirse a sí mismo, o de escapar a la rigidez de horas que se repiten inalterables.
A veces, entre el ruido torpe de la política y la cotidianidad suspendida de alguna tarde, corremos con suerte y ocurre la belleza. Hace pocos días, crucé el puente sobre el Lago de Maracaibo,vía Cabimas, y ahí, en medio de la sequía que devora la vegetación y el impertinente calor de las 2, vi explotar, en silencio, en amarillo y verde, la primavera. Árboles pintando de amarillo un rincón de la tarde. Y aún sin talento, me provocó pintarlos ¡Quien fuera Van Gogh!
Laura Fernández
Laura Fernández
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