lunes, 8 de junio de 2009

Hoy se fugo a Jepira el Homero de las letras guajiras: Miguel Angel Jusayu

Por: Laura Fernández

Hoy se fugó a Jepira el Homero de las letras guajiras: Miguel Angel Jusayú.


Desde hace unas pocas horas, mora otras eternidades y pasea en ellas, sus cuentos y relatos guayu avivando entre quienes le precedieron el viaje sus recuerdos más queridos, más íntimos y terrenales. Y sus ojos ciegos deben abrirse, grandes como eran, mientras relata sus cuentos llenos de voces y personajes sacados de recuerdos desesperados y de aquella sabana Guajira donde de niño creció escuchando las apasionantes fábulas de los abuelos que encendieron para siempre su imaginación.

La luz tan esquiva a sus ojos, brilló con generosa insolencia en su imaginación. Y cada cuento, libro o relato que publicó nos produjo alegrías y un orgullo siempre renovado. Aprendió joven a escribir en braile y, dueño de una máquina de escribir, se sintió indoblegable dándose a la investigación de mitos, leyendas y creencias ancestrales.

Recorrió toda la Guajira, la atravesó en su anchuroso territorio escuchando y registrando la oralidad de su pueblo y como para que nunca más nadie los olvidara, los hizo libros y paseó todos sus cuentos guajiros por el mundo ratificándonos que teníamos los wayuu leyendas y creencias tan imperecederas como las de griegos y romanos.

Su inmarchitable cuento "Ni era vaca ni era caballo", traducido a más de 10 idiomas y hecho película, lo revela en toda su grandeza y humildad. En pocas páginas relata su primer encuentro con el automóvil, el que entró un día ya olvidado en las cercanías del caserío donde vivía, y su descomunal asombro ante aquella cosa de metal, que rodaba irremediablemente hacia él, y no era vaca ni caballo y sin embargo se movía hacia él, que despavorido huyó.

A este hombre que nos regaló tantas sensaciones impagables, autor de lenguajes continuamente renovados para contar sus historias, lo conocimos hace 3 años en su casa humilde y sencilla en un barrio marabino. Allí estaba, en medio de la pobreza material terminando el primer diccionario bilingüe wayuu-español,
sentado en un colorido chinchorro en medio de una tarde calurosa, rico en historias, entusiasta e ingenuo, y a ratos rabioso consigo mismo, contra el mundo y contra todos. Pero sonriente y torrencial al hablar, nos obsequió más de 3 horas de conversación fluida, recuerdos que nunca se apagaron de su memoria, y esa maravillosa ingenuidad con que solía contarse, con espontaneidad y desparpajo también.

Descansa en paz.

Maracaibo, 8 de junio de 2009

2 comentarios:

  1. ES UNA GRAN PERDIDA PARA SU PUEBLO... PERO EL FUE UNA GANACA PARA EL RESTO DE LOS PUEBLOS..

    ResponderEliminar
  2. Extraordinario y grande Jusayú. Legó hitorias y cultura, como un chinchorro guajiro, desplegó para el mundo lo mejor de él y de sus ancestros. Mañana en Paraguaipoa sonarán los tambores abriéndole el infinito a su alma mientras sus restos bajan a pocos metros de la tierra.

    ResponderEliminar