martes, 9 de junio de 2009

El "Homero" de la literatura Guajira

Miguel Ángel Jusayú  ha hecho de su vida cotidiana un apasionado relato, cuyas páginas registran los sueños del pastor de ovejas que un día dejó la sabana Guajira para contarle al mundo, la fantasía que guardaba en lo más profundo de sus inéditos recuerdos. Este singular escritor no necesita ver para creer, mucho menos para escribir fascinantes historias que traspasan fronteras y le convierten en el Homero wuayúu.

Cuando Miguel Ángel Jusayú habla sobre la Guajira, uno no sabe si es aquella sabana infinita desde donde emerge portentosa una raza de hombres indoblegables que retratan los libros con su formalidad habitual, o si es la imagen fiel de una realidad que él rescata desde sus recuerdos para entregarnos en cada libro un documento fresco y vivo de nuestro pasado ancestral. 

Jusayú, el gran escritor de la Guajira, perdió la vista a los 12 años. En vez de llenar de oscuridad sus días, se sobrepuso a su ceguera y la temible creencia de la Venezuela de aquellos ruidosos años 50 que señalaba al guajiro como un animal, casi una bestia. La riqueza de su mundo interior, impregnado sin él saberlo por esa singular llama de pasión que caracteriza a aquellos hombres nacidos para triunfar y dar vida a sus sueños, era superior a cualquier miedo dándole la fortaleza para seguir siempre adelante. 

Tuvo la oportunidad, a sus 20 años, de trasladarse a Caracas y aprender a leer y escribir con el método Braile. Allí en un mundo distinto al de él, donde lo que más ansiaba era poder ver de nuevo para recorrer con su abuela la sabana de su niñez, se enamoró por vez primera, aprendió a bailar y a susurrar sus primeras palabras de amor. 

De vuelta a Maracaibo, retornó a las calles del centro marabino y armado con una máquina de escribir, se sentó en la Plaza Baralt, en la calle Comercio, a escribir los telegramas que los transeúntes requerían. “La gente venía más por la curiosidad de un ciego escribiendo que por cualquier otra cosa”. Luego hizo de traductor, “los hombres querían hablar en wayúu para enamorar a las muchachas y a eso yo le aplicaba imaginación”. 

Sin sospecharlo si quiera tuvo su primer encuentro con lo que después sería su oficio definitivo, el de escritor.

A los 40 años escribió el primer libro de la Gramática Wayúu, luego el Diccionario de la Guajira, dando después lo académico rienda suelta al poeta que escondía aquel hombre de alma sensible y recuerdos desesperados. Domó con sus tormentas y con fuerza afloró la pluma de un hombre de inagotable imaginación que escribe para niños relatos de una tierra fantástica donde los animales hablan, el cielo es siempre infinitamente azul sobre la ocredad del paisaje  y de donde emergen princesas y  dioses que nada tienen que envidiar a los que retratan los libros llegados de otras latitudes europeas.

en la foto: Laura Fernández, Miguel Ángel Jusayú y Ninoska Morán


A sus 72 años,  Jusayú ha escrito 15 libros, de ellos, Ni era vaca ni era caballo es el más conocido. Ha sido traducido en 10 idiomas y hasta se hizo un cortometraje. Considerado por propios y alijunas  el Homero de las letras guajiras aunque él prefiera ser el Cervantes soñador.


No buscó ser escritor, más bien la vida lo colocó en ese oficio. Una vida contada a sus 72 años en un tono bajo y pausado, con vos queda pero con la fuerza desgarradora de una vida plena de experiencias.

No hay premio o distinción que no haya recibido, incluso el Honoris Causa de la Universidad del Zulia donde se mantiene como asesor cultural. Junto a Emilia, su esposa llegada también de la sabana guajira, ha formado una familia de 3 hijos, los hijos que encienden la oscuridad de sus días para seguir echando a volar su inquieta imaginación.

Laura Fernández

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