martes, 8 de diciembre de 2009

El Nobel de la paz busca guerra y un exguerrilero llega a la presidencia de Uruguay

Laura Fernández



El Nobel de la paz se va de guerra. 30 mil soldados más, made in USA con pieles morenas y latinas la mayoría, rubias las menos, serán enviados en enero a ocupar los territorios de Afganistán. Al mismo tiempo, un guerrillero (ex) llega sin fusiles a la presidencia de Uruguay. Uno está al norte de América. El otro al sur. Obama me sonó ayer como su predecesor, y algo que no se describir se me arrugó en el corazón. Pepe Mujica sonó como una esperanza: no sé cuanto tiempo en la montaña, 13 años de prisión durante la dictadura, 8 de aislamiento y torturas, y cuando habla es humilde, es sabio y ponderado. Inteligente, sabe donde está: entre dos gigantes suramericanos y la verborrea combustible e incontinente que enciende a tantos.


Ese país del que casi no escuchamos hablar en las noticias, del que sabemos es la tierra del gran Mario Benedetti que este año nos dejó sin él pero no sin su portentosa poética, resulta que tiene junto a Chile la mejor economía de la región. Destina solo el 30% de sus exportaciones (buques de carne, quesos y desarrollo tecnológico) a los dos grandes vecinos: Argentina y Brasil, el restante 70% lo diversifica entre otros países de la región y del mundo. Si colapsa aquellos, su economía puede verse alterada, no colapsada.

Y algo que sorprende a quienes buscamos conocer más de Uruguay, es que con el Frente Amplio, partido donde ahora milita Mujica y también el presidente actual Taberé Vásquez, en lugar de seguir los pasos de otros países de Suramérica entregados en su obsesión armamentista a comprar armas para defenderse de enemigos hasta ahora no declarados, se han dedicado a la educación de los niños de su país.

Admirable es saber que prácticamente cada niño de la ciudad o la aldea disponen de una computadora para sus estudios y cuentan con internet para investigar. Entraron con el siglo XXI armados de saber y creciendo con ideas y en consecuencia, con criterio. No de pistolas o fusiles.

Escuché a Pepe Mujica y me sentí bien. Me pareció que pese a sus 73 es como un día nuevo, una puerta que se abre a la vida. Y confieso que me molesté hasta la "arrechera" por el tratamiento noticioso que le dieron tanto en los canales del oficialismo como en Globovisión. Bueno escucharlo a él, de sus labios. Con una sinceridad que nos desarma, ha dicho estar tomando dos cursos: uno para aprender a callar porque suele ser desbocado y ahora tiene responsabilidades políticas y el otro, intensivo, para dejar de ser ingenuo. Cree que no se puede vivir esclavizado por las cuentas pendientes de la vida. "Yo tengo memoria y recuerdos, pero una cosa está bien clara: es importante mirar el pasado, pero también es necesario perderle el respeto. La vida es porvenir".

Yo lo escucho con ilusión pero sin inocencias. Ojalá sea eso que parece, eso que dice, por el bien de Uruguay y de nosotros en LA también. Que junto a Lula puedan mostrarnos que hay maneras de gobernar desde el socialismo distintas a la de la imposición, el populismo obsceno, el verbo del odio, la fuerza del todopoderoso, la trácala y la impunidad como sistema institucionalizado de surgir y de ser más vivos, los pendejos desinformados, los pendejos creyentes y enceguecidos que no ven mancha en nada. Ojalá para que no continuemos en el camino del desencanto y la desesperanza.

Como contraparte, Obama, el primer negro que asciende a la Casa Blanca, con un discurso perfecto, coherente, casi convincente, bien estudiado, nos habla de la necesidad de reforzar con más tropas la presencia americana en Afganistán. Un país devastado por rusos, talibanes y ahora por las fuerzas aliadas. Se vio frágil Obama, vulnerable. Y no sé por qué oyéndole recordé a Bush y su período nefasto para el mundo. Algo en mi se desacomodó. Como si el sistema comenzara a aplastarlo, a ser más grande que los sueños y la esperanza. Ojalá no lo aplaste ni a él ni a Mujica.

Y pensando en Afganistán recordé esta hermosa película: Cometas en el cielo.


..."Sueño que un día regreses a visitar la tierra de nuestra infancia. Sueño con que las flores crezcan en las calles otra vez y los papalotes vuelen en el cielo. .aún le tengo esperanza a Obama, como le tengo ahora a Mujica




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