No me des
tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre,
que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
Hostígame en la sangre,
que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me
dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil,
no seas caricia ni guante;
tálame como un sílex, desespérame!
Julio Cortázar.
París, 1951-1952
Fotografía: Tino Álvarez
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