martes, 7 de febrero de 2012

Dickens, nunca muere


Un día como hoy, el 7 de febrero de 1812, nació Charles Dickens. Y nunca murió.

Dickens, el observador solitario, fue un descontento a tiempo completo. Con Oliver Twist, escribió la primera novela social donde un niño denuncia.

Este hombre tuvo que hacer temblar de rabia y envidia a aquella apolillada sociedad victoriana que le tocó vivir y con tanto tino supo retratar en sus novelas. Todo lo observó y todo lo registró en Oliver Twist o en "Cuento de Navidad", dos de sus libros talismanes. Sus páginas recogen los modales de almidón, el cinismo envasado, la hipocresía social, los vicios y la impostura de aquella clase media burguesa del Londres de principios de 1800. Entonces le salieron paginas enfadadas, que no estaban pensadas para educar sobre nada, si para denunciar la mierda moral de aquella sociedad victoriana que no ha dejado de mutar hasta estos tiempos.

Hay que leer a Dickens y sus letras abrasivas, el escritor que todo lo observó y no hace otra cosa que contarnos su propia infancia rehabilitada en literatura. Un universo poblado de los personajes que la sociedad prefiere ocultar, ignorar, no ver, olvidar y cuando la mira, humilla. La gente incómoda que muchos preferirían hacer invisible. Páginas donde desfilan usureros, mendigos, prostitutas, desdentados, hombres/rata, versus los avariciosos y ricos miserables.

Y escribe sin ánimo redentor. Solo muestra, y al mostrar nos sigue retratando como sociedad.


Laura Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario