jueves, 4 de agosto de 2011

A veces de tarde, es una ausencia




Maracaibo está en reposo. Nada se mueve en la calle a la 1 de la tarde. Desierta, las pocas personas que caminan por 5 de Julio parecen fantasmas alucinados, envueltas en un halo de vapores y obstinación, cegadas por la luz plomiza de esta hora. 45º de calor. Humedad que se cuaja en el aire antes de ser piel pegajosa en su humanidad.

Maracaibo es un desierto. La vida está suspendida. Me asomo una vez mas por la ventana solo para comprobar lo que ya sé. A esta hora todo está callado, adormecido. No hay bocinas ni carros ni pasajeros. Solo alucinación y soledad. La ciudad es un desierto de voces, es una algarabía de ausencias, es tu recuerdo golpeando con fuerza en el 4to piso de mi ventanal que mira hacia esa acera, donde un día transitó tu risa. La vida ocurre detenida frente a mí.

Hoy Maracaibo es una ausencia.

Laura Fernández



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